Sandro Rosell Presidente de Barcelona FC, se ha equivocado y decepcionado a mucha gente que le convirtió en el presidente más votado

Llevaban meses en Madrid esperando un signo de debilidad para echarse a la yugular del presidente del Barça. Y Sandro Rosell se lo ha puesto fácil. Desmarcándose de la línea de Pep Guardiola, se ha hermanado con Joan Gaspart y Vicente Boluda (el del chorreo que fue chorreado) para competir con Florentino Pérez en chulería. Y eso no es lo que el barcelonismo espera de su presidente.

Sandro Rosell se ha equivocado gravemente y ha decepcionado a buena parte de los miles de socios que le convirtieron en el presidente más votado de la historia, a los que vieron en él una drástica ruptura con el estilo zafio que caracterizó a la Administración Laporta.

Cuanto más ha ladrado Mourinho desde Madrid, más orgullosos nos hemos sentido en Barcelona con el estilo Guardiola. Provocación y altanería contra señorío y seny. El paisaje de la guerra Barça-Madrid complacía al barcelonismo hasta que al presidente le ha dado por saltar al ruedo para chulear, sin venir a cuento, con un "5-0 en la copa para no perder la costumbre". Es posible que con esas declaraciones Rosell haga feliz al laportismo o al gaspartismo, pero no al sandrismo.
Por un lado Rosell ha cargado de munición las armas del enemigo, que ahora tiene argumentos para decir lo que le plazca recordando la provocación original del presidente blaugrana. Por otro, puede ejercer el "efecto Mourinho" que las declaraciones del portugués tienen sobre el vestuario blaugrana, es decir, puede proporcionar a los futbolistas blancos un plus extra de motivación. El presidente blaugrana, que habla poco y sólo acepta entrevistas-masaje, no ha sabido estar a la altura de las circunstancias, de lo que se le viene encima en este mes de abril. No sabemos si su imprudencia ha sido fruto de un pésimo consejo o el resultado de una improvisación mal calculada. De cualquier forma, el resultado final devuelve a la figura del presidente del FC Barcelona al mundo del freakismo mientras Florentino Pérez se frota las manos y sonríe desde el pedestal que le ha montado en Madrid su corte celestial.

Los aficionados del Barça sólo esperan del presidente que se comporte como su entrenador y que sea un digno embajador del club en el mundo. Ir por la vida de la mano de la prepotencia presumiendo de chorreos futuros era una especialidad que el barcelonismo había cedido gentilmente al Real Madrid, porque en el Barça somos de otra pasta. Esta salida de tono del presidente ha significado un golpe bajo a los que hemos confiado en él para regenerar el club. Si en el Madrid quieren ser prepotentes, que lo sean y se entretengan con sus bravuconadas.

Nosotros nos conformamos con recoger la cosecha de títulos que nos prepara Guardiola.

Así que bueno sería que el presidente tome nota del coscorrón que le ha dado su entrenador y no rompa la línea triunfadora marcada con salidas de tono al estilo Gaspart o Boluda que nada tienen que ver con la religión guardiolista: trabajo y esfuerzo. Que el entrenador tenga que reñir en público a su presidente y, además, pedir perdón en su nombre al madridismo, retrata claramente la jerarquía y el escalafón de mando en el club. Tiene delito que el entrenador deba apagar los fuegos que enciende su presidente. El mundo al revés. Y sospechoso, muy sospechoso, que el técnico más querido del barcelonismo diga que "conozco poco al presidente". Esa frase encierra muchas trampas.

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