Atentado terrorista suicida con bomba en Marraquech - Marruecos deja un saldo de dieciséis muertos y veinte heridos

El salafismo ejecuta su mayor golpe en Marruecos desde 2003, al menos dieciséis muertos, once de ellos turistas extranjeros, en el ataque suicida contra un café-restaurante del centro de Marraquech.

Un atentado suicida con bomba golpeó ayer Marraquech, uno de los puntos turísticos más importantes de Marruecos, y causó dieciséis muertos y veinte heridos, varios de ellos en estado muy grave. Once de los asesinados por el terrorista suicida eran turistas extranjeros, seis de ellos franceses. Al cierre de esta edición no se había producido ninguna reivindicación, aunque todos los indicios apuntan a un ataque islamista, probablemente de Al Qaida del Magreb. Fuentes no oficiales informan que ya se habrían produicido las primeras detenciones de sospechosos.

La explosión tuvo lugar poco antes del mediodía, hora local, en el café Argana, en plena plaza de Yemá el Fna, declarada patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco en 2001. Un testigo citado por varias agencias afirmó que un hombre habría pedido un zumo de naranja en el café antes de activar los explosivos y volar por los aires en la plaza más turística de la ciudad marroquí. El local estaba en el momento del ataque repleto de turistas. La explosión produjo la destrucción de gran parte del establecimiento y creó el pánico entre los clientes y los viandantes que en ese momento se encontraban en la plaza de Yemá.

El centro de Marraquech es una de las principales atracciones turísticas de Marruecos, y el ataque se produjo precisamente en el comienzo de la temporada alta. Anoche, la plaza de Yemá el Fna no había controles especiales de la Policía marroquí. Solo un cordón policial alrededor del restaurante Argana y algunos policías que, vestidos de blanco, continuaban la búsqueda de pruebas en la planta superior. En el exterior del local, decenas de curiosos — la mayoría de ellos marroquíes y unos pocos extranjeros— contemplaban el estado en el que ha quedado el restaurante. En la plaza, el bullicio era menor que en otros días. Todo parecía en calma y la circulación de vehículos era normal.

El terrorismo ha elegido también un momento en el que el gobierno de Mohamed VI se empeña en subrayar la «tranquilidad que reina en el país», pese a las protestas reformistas en el mundo árabe que no son tampoco ajenas a este país. El rey ha prometido reformar la Constitución para tratar de aplacar las manifestaciones en favor de la democracia, que sin embargo siguen produciéndose en las calles de Rabat y Casablanca cada domingo.

Pruebas fehacientes Mohamed VI se apresuró a dar instrucciones a los ministros del Interior, Taib Cherkaui, y de Justicia, Mohamed Naciri, para dilucidar —«con toda celeridad y transparencia», reza el comunicado del Gabinete Real— el origen del atentado que asesinó ayer a al menos quince personas. Mohamed VI expresó su pésame a las familias de las víctimas y dijo que el gobierno correrá con todos los gastos de los funerales.

Por su parte, el ministro del Interior no dejó ninguna duda sobre la certeza del gobierno de que se trata de otro golpe del salafismo. Según Naciri, «todas las señales demuestran que se trata de un acto criminal organizado«, ya que la policía encontró en el lugar de los hechos «objetos extraños» que refuerzan esa tesis.

Marruecos sufrió cinco ataques terroristas simultáneos con bomba en Casablanca en 2003, que produjeron 33 muertos además de los 12 kamikazes implicados. Desde aquella fecha, el gobierno marroquí elevó su nivel de alerta terrorista y puso en marcha una vasta operación que llevó a la detención de miles de salafistas. Detrás de los principales ataques emergió el Grupo Islámico de Combate Marroquí (GICM), vinculado también a los ataques terroristas de Madrid de marzo de 2004.

En abril del 2007, varios suicidas se inmolaron en Casablanca, la capital económica de Marruecos, pero afortunadamente no causaron víctimas. Esos ataques revelaron la actividad de un nuevo grupo vinculado a Al Qaida, que opera en todo el área del Magreb y que actualmente mantiene secuestrados a varios franceses.

La antigua metrópoli, que en el atentado de ayer en Marraquech sufrió el mayor número de víctimas, condenó rápidamente el ataque. El presidente Sarkozy lo calificó de «un acto odioso, cruel y cobarde, que ha causado numerosas víctimas, entre ellas varias francesas». El jefe del Estado francés mantuvo además una entrevista por teléfono con su homólogo marroquí.

Condena española El Gobierno español expresó su «más absoluta condena» por el atentado terrorista ocurrido en Marraquech y mostró su solidaridad a los familiares de los heridos y de los fallecidos. Exteriores informó de que no tiene indicios de que haya españoles entre los afectados, según señalaron a Efe fuentes de ese Ministerio.
Fuente: abc.es